martes, 2 de julio de 2013

"Aunque no te vea"

   ¡Buenos días lectores/as! ¿Qué tal se os presenta la tarde? ¿Piscina, fiesta, una vuelta con los amigos o por el contrario preferís una buena peli con un bote de  Häagen-Dazs de tres chocolates para acompañar? A mí se me hace la boca agua solo de pensarlo así que mejor voy a cambiar de tema ^^. Aquí os dejo otra de mis cortas historias, también ganadora en el concurso de mi instituto. Espero que os encante y que decidáis seguir leyendo más de mis trabajos. ¡A leer se ha dicho!



      "TINA:
  El sol brilla y dejo que sus rayos acaricien mi cara.
  Camino lentamente, sin prisas. ¿Para qué? El Instituto ha acabado. Digo adiós a los exámenes, a esas materias que por más que quisiera no se me quedaban en la cabeza, adiós a las charlas continuas de los profesores, adiós a esos besos secretos que quedarán para siempre en el olvido entre las cuatro paredes de un cuarto de baño. Me despido de todos esos recuerdos…al menos durante el verano.
 Voy sin rumbo fijo. Me dejo llevar por mis pies; al menos ellos tienen claro a dónde ir. Paso cruces y paradas de autobús, dejando cada vez más atrás un presente que poco a poco se va convirtiendo en pasado.
  Al llegar a la puerta principal del parque veo a un chico sentado en un banco. Lo observo de arriba abajo y deduzco que más o menos tiene mi edad. Es guapo. Sigo mirándole, ahora con interés. Mueve continuamente las manos por el banco, analizando su estructura y su textura. Un repentino sentimiento de curiosidad me impulsa a ir a hablar con él.
  Cuando me acerco vuelve la cara hacia mí y me veo reflejada en sus ojos, transparentes como el agua. Ahora comprendo el continuo vaivén de sus manos sobre el banco: es ciego. Me ruborizo ligeramente y aparto la cara.
  -Puedes mirarme. No me molesta.
  -Lo siento-balbuceo.-No pretendía ser descortés, yo…-Me azaro aún más.
  -No te preocupes-esboza una amplia sonrisa. Unas bellas perlas adornan su boca.-Mi nombre es Álex.
  -Tina-y también sonrío.
  -Estoy cansado de estar sentado. ¿Te apetece dar una vuelta?
  -Claro
  Empezamos a andar y entramos en el parque. Los almendros están plagados de almendras y todos los árboles presentan una tupida copa de un verde intenso.
  -¿Hay alguien alrededor?
  -No, ¿por qué?
  -Siento que alguien o algo nos observa-miro a todos lados y encima de una rama cercana la veo. No me había percatado de ella, estaba oculta en la oscuridad y nos miraba con sus dos pequeños luceros refulgiendo en la sombra. Me río alegremente.
  -¡Es una ardilla!-rebusco en mi mochila y encuentro unas nueces medio rotas de la tarde anterior. Cojo a Álex de la mano y un cosquilleo me recorre el cuerpo. Nos agachamos juntos y le pongo los frutos secos en la mano. La ardilla comienza a bajar lentamente del árbol, indecisa. La curiosidad y el hambre se apoderan de ella y recorre los últimos metros hasta su premio. Coge rápidamente las nueces de las manos de Álex y sube corriendo a lo alto del árbol. Sonríe, su sonrisa es contagiosa y termino sonriendo yo también.
  Nos levantamos de nuevo y Álex posa sus manos sobre mis ojos, apagando la luz y dando paso a la oscuridad.
  -Aprende a sentir. Déjate llevar, que los sentidos sean tu guía. Huele, toca, oye… mira el mundo desde otra perspectiva.
  Empiezo a soltarme, me muevo torpemente pero pronto empiezo a adaptarme: me llegan sonidos hasta antes desconocidos pero, por raro que me parezca siempre han estado allí. Es algo increíble. Ni yo misma sé describirlo. Nos centramos siempre en lo material, en lo físico…en lo que podemos ver. No abrimos nuestra alma.
  Abro lentamente los ojos y le veo enfrente de mí. Muy cerca. Siento su respiración y sé que él siente la mía. Terminamos caminando de nuevo, muy juntos el uno del otro.
Pasamos junto a unos rosales. Álex se para, aspira por la nariz y finalmente me pregunta.
  -¿A qué huele?
  -Son rosas
  -Rosas…me encanta el olor.
  El sol se empieza a poner en el horizonte. Las nubes tapan poco a poco el sol, arropándolo. La luna, llena y redonda, en su máxima plenitud se alza poderosa en lo alto del cielo, indicando que ahora ella es la protagonista.
  Miro la hora en el reloj y veo que se me ha hecho muy tarde. Dolorosamente me despido de él. Lo abrazo con ternura.
  -Me ha encantado conocerte. Espero que algún día nos volvamos a ver-con estas palabras me alejo. Miro hacia atrás y veo que él también se aleja.
  Sigo caminando y la tristeza se va apoderando de mí. De repente lo oigo: mi nombre. Me doy la vuelta y lo veo parado respirando entrecortadamente. Entonces lo escucho: unas palabras sinceras, cargadas de amor; unas palabras que llevo queriendo escuchar desde el momento en el que le vi: te quiero. Corro hacía él, temiendo que de un momento a otro se desvanezca en el aire y me quede sola. Rodeo su cuello con mis brazos y lo estrecho junto a mí, junto a mi corazón.
  -No te dejaré marchar, nunca-le susurro.



    ÁLEX:
  Miles de sonidos se alborotan dentro de mí: los gritos y las risas de los niños; el canto de los pájaros; las promesas de amor entre las parejas, de las cuales pocas llegarán a cumplirse…
  Los cálidos rayos del sol, anunciando la llegada del verano golpean mi ya bronceada cara. Me siento en un banco cercano a la entrada de un parque. Lo toco y analizo su estructura, su textura e intento recordar su color…
  Llevo sin vista 3 años y desde entonces las imágenes de mi cabeza se han ido difuminando poco a poco hasta convertirse en un humo blanquecino que con un simple soplo se alejan, llevándose así toda mi vida. Excepto el día del accidente. Su recuerdo me asalta en las noches, aprisionándome:
“Mi padre conducía, yo iba de copiloto y mi hermana Rebeca iba atrás. Jugábamos al veo-veo. Un todoterreno negro venía en dirección contraria a toda velocidad, su conductor iba borracho y a mi padre no le dio tiempo a esquivarlo. Un par de vueltas de campanas y nuestro coche aterrizó en la cuneta. Rebeca murió en el acto, con solo 5 años; mi padre quedó tetrapléjico y yo me golpeé la cabeza contra el salpicadero, dañándome la vista. Los airbags saltaron pero no sirvieron de nada: el impacto era demasiado fuerte. Los servicios de emergencias no pudieron hacer nada por Rebeca; mi hermanita había muerto y yo en lo único en lo que podía pensar era en por qué no había sido yo.” Desde entonces he tenido que aprender a valerme por mi tacto, mi oído y mi olfato.
  Noto que alguien se acerca, por su perfume deduzco que es una chica. Levanto la vista hacia ella. Me observa y rápidamente aparta la vista.
  -Puedes mirarme. No me molesta.
  -Lo siento…No pretendía ser descortés, yo…-se empieza a poner nerviosa.
  -No te preocupes-sonrío.-Mi nombre es Álex.
  -Tina-siento como su tono de voz se relaja. Tiene una bonita voz.
  -Estoy cansado de estar sentado. ¿Te apetece dar una vuelta?
  -Claro.
  El reflejo de la luz sobre mis párpados se oscurece un poco al entrar en el parque. Noto como alguien o algo nos mira insistentemente.
  -¿Hay alguien alrededor?-Tina se ríe.
  -¡Es una ardilla!-coloca algo rugoso y partido en mis manos y al poco rato unos bigotitos me hacen cosquillas en la mano. Sonrío y ella sonríe también. Nos levantamos y seguimos caminando. Ella muy cerca de mí. Yo muy cerca de ella. Aprecio un dulce aroma. Huele realmente bien. Decido preguntarle.
  -¿A qué huele?
  -Son rosas
  -Rosas…me encanta el olor. Deben de ser muy hermosas.
  -Lo son. Tienen unas hojas suaves y del color de la menta. Sus pétalos tienen colores variados. Algunas son blancas como la nieve; las hay rosas e incluso amarillas como el sol. Aunque las más bonitas son las rojas: rojas como el atardecer, iguales que las cerezas… No pertenecen a nadie. Son dueñas de ellas mismas.
  Rosas…para mí ella es una rosa. Es algo inalcanzable. Tina me sigue describiendo todo lo que ve a su alrededor con tantos detalles que por un momento lo veo: veo las rosas, los animales, las personas que pasan por nuestro lado y nos miran alegremente, la veo a ella: con su pelo ondulando alrededor de su rostro, unos ojos brillantes y una sonrisa resplandeciente.
   Vuelvo a la realidad, la oscuridad se adueña otra vez de mí y me encuentro solo, asustado. Una mano coge la mía y la aprieta fuerte. Y así continuamos el resto del camino.
  Las farolas se empiezan a encender y su luz se proyecta en mi cara. Tina se detiene. Intuyo que se acerca la despedida. Se acerca a mí y me abraza con cariño.
  -Me ha encantado conocerte. Espero que algún día nos volvamos a ver-se separa y se aleja de mí. Con cada paso que da siento que mi mundo se vuelve a desmoronar. Ella es la última pieza de mi puzzle, la que da sentido a mi existencia, la que me ayuda a continuar…
  No huyo más. Me doy la vuelta y la llamo.
  Son dos palabras simples, directas, hermosas, que reflejan todo lo que siento por ella: te quiero. 
  Unos brazos me rodean el cuello y sus labios me susurran al oído:
  -No te dejaré marchar, nunca.

  Tina, ahora mismo eres lo único que ocupa mi mente. Te quiero por haberme aceptado tal y como soy; por lo que eres y por cómo me haces sentir, por lo que somos y por lo que deseo que seamos; por esos momentos que hemos compartido, por pequeños que hayan sido. Te quiero por ser simplemente tú. Te quiero… antes, ahora y siempre."

2 comentarios:

  1. Que historia tan hermosa TT_TT
    Es bellisima ¿va a haber una segunda parte?
    (quede con ganas de mas *¬*)
    Me encanta Alex ^^
    por cierto, te nomine aun premio en mi blog: http://umobl.blogspot.com/2013/08/liebster-award-w.html

    Besos

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegra que te guste.
      Si quieres que te sea sincera, no me lo había planteado. Te en cuenta que como era para un concurso y hay ciertas reglas tuve que precipitarlo todo un poco entonces... pero me has animado a que haya una posible segunda parte. ¿Quién sabe? A lo mejor me animo.
      Gracias por el premio, me paso en cuanto pueda.
      Un beso.

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