Tienes miedo a enamorarte; a ofrecer la mano y que
te la cojan.
Tienes miedo a que no sea la persona correcta, a que
si hubo algo bueno eso es lo que cuenta.
Tienes miedo porque en
esta sociedad, es más malo romper su corazón que matar el tuyo lentamente.
Tienes miedo a arriesgarte, a no pensar y a sentir que
lo seguro te aísla del peligro.
Tienes miedo a saltar; a saltar sin paracaídas.
Tienes miedo a reír y a llorar; a gritar y gemir por
placer, cuando tú quieras y como quieras.
Tienes miedo a cuestionarte: ¿y si lo que creía
correcto, no es correcto?
Tienes miedo a que la rana, siga siendo rana.
Tienes miedo a mirar a los ojos y ver más de lo que
podrás ofrecer.
Tienes miedo a lanzar la moneda y que caiga de
canto, porque el gris no está entre tus opciones.
Tienes miedo a decir “te quiero” a la persona que
comparte tu cama.
Tienes miedo a que un “hola” sea un “bésame”.
Tienes miedo a que lo que pueda ser, no sea.
Tienes miedo al miedo, a vivir y a que la suerte se
haya equivocado de puerta.
Tienes miedo, en definitiva, a ser feliz. Porque
ahora mismo se ve mejor la felicidad de los demás que la tuya propia. Porque
parece que hacer algo bueno por los demás es más importante que hacer algo
bueno para ti mismx.