Poema #9

Te vi sonreír

y al instante

me creí rendir.

Amor intenso

que poco a poco

fue creciendo.

Risas inocentes

que proclamaban

lo que sentía a voces.

Miradas feroces

cuyo fin

era hacer roces.

Entre maleza,

hojas y musgo,

se sintió esa grandeza.

El día verde fue sonado

lo que para nosotros

fue callado.

Mil noches en vela.

Mil mañanas dormida.

Mil tardes inquieta.

Preguntas indecisas

que pretendían ser

algo más precisas.

Llantos constantes

que se convierten

en gritos mordaces.

Dime, cruel destino,

si no es para mí,

¿por qué lo pusiste en mi camino?

El amor surgió,

¿quién soy yo

para decir que no?

Cuéntame al oído,

no te dé miedo,

eso que has sentido.

Líbrame de estas cadenas

que mantienen mi corazón

prisionero en esta condena.

Puede que sí, o no.

A lo mejor es sí,

a lo mejor es no.

Me atreví a confesar

unas palabras de amor

que quería gritar.

Para mi estupor

confesaste sin rodeos

sentir lo mismo que yo.

Ahora sigo un camino

hacia una meta común.

Yo contigo; tú conmigo.

Planes para el futuro

algo lejano

pero en conjunto.

Con esfuerzo y tesón

prometo no bajar el telón

y dar por acabada la función.

Yo del Sur

tú del Norte

y el amor en común.

Destrozar la cama por la noche

con pudor ninguno

entre risas y lametones.

Cogidos de las manos

pasear por el campo

como dos atontados.

Si el amor es locura

¡que Dios me perdone!

No quiero encontrar cura.

Mil días pasarán,

mil noches vendrán

pero mi amor nunca acabará.

   -Yo-