"Instrucciones para reír"

   

   “Te miras en el espejo y ante ti aparece el reflejo de la tristeza. Los ojos apagados y el rostro ceniciento. Surcos de cansancio que revelan largas noches de insomnio.

   

   Al otro lado del cristal tu propia imagen se revela y comienza a levantar las comisuras de los labios. Al principio lentamente y después con determinación hasta formar una amplia sonrisa; los labios ligeramente abiertos dejando imaginar una larga hilera de blancos dientes. Las mejillas, ruborizadas, se pliegan hacia arriba, rozando los ojos, ahora alegres y brillantes. Impaciente y presurosa el sonido de una carcajada sensual y clara, melodiosa y natural, suave y decidida asciende por tu garganta, acaricia el paladar y se escabulle al exterior, libre de la opresión de la laringe.

   

   Y así, con la felicidad reflejada en esa risa, no encuentras motivos para que la tristeza siga dirigiendo tu vida. La última instrucción para reír es tener un motivo para ello.”